Petimetres españoles y currutacos novohispanos. Don Catrín de la Fachenda imita a don Guindo Cerezo
DOI:
https://doi.org/10.48778/adenda.v1i1.96Keywords:
literatura, sátira, Fernández de LizardiAbstract
Durante el siglo XVIII, y de la mano de las ideas ilustradas que, provenientes de Francia, proponían el progreso material, la búsqueda de la felicidad terrena y el cuestionamiento del más allá y de muchas de las prácticas de la Iglesia, entraron y se arraigaron en España y sus territorios americanos, nuevas costumbres que transformaron la vida social, tanto de las élites como de la gente común, principalmente en los centros urbanos, donde las diversiones se multiplicaron. Y este proceso fue magistralmente explicado por Carmen Martin Gaite en su iluminador y ya clásico estudio titulado Usos amorosos del XVIII en España. Las nuevas costumbres, descritas y analizadas por ella, abarcaban desde la forma de hablar, de vestir, de comer y de socializar, como el cortejo, que se desarrolló, entre otros factores, debido a los nuevos escenarios de reunión y contacto entre hombres y mujeres, como paseos, tertulias, bailes y cafés, o a antiguos espacios que fueron adaptados a las nuevas necesidades de diversión, como el teatro y las máscaras.