Humanismo y finitud
DOI:
https://doi.org/10.60685/filha.v10i13.473Palabras clave:
Filosofía, Humanismo, Finitud, Hombre, Heidegger, Muerte, Vida, Ser, Tiempo, Cioram, Pensamiento, OntologíaResumen
El animal humano se hace un mundo y se instala en él, pero al hacerlo, por hacerlo, experimenta, una como nostalgia de lo inabordable. Cuando cree encontrar en ello a “Dios”, ya le ha vuelto, sin fijarse, a darle la espalda. El hombre es después de todo un animal al que se le ha quebrado la pecera, o la probeta. El “mundo” del animal es su medio, un medio que lo ha construido a él mismo, individual y colectivamente, disponiendo de inmensas dosis de tiempo. A su turno, el hombre habita un medio que es producto de decenas o cientos de generaciones. Se modifican o se alteran en una relación, por así decir, bipolar. Al danzar, al romper, al cortar, al parlotear, al andar, al escarbar, el animal humano se hace su mundo.