Adversidad y olvido, el patrimonio zacatecano en el limbo de la indolencia
DOI:
https://doi.org/10.60685/filha.v13i18.2348Palabras clave:
Destrucción, Arte, Cultura, Historia y PatrimonioResumen
El patrimonio monumental, como se le denomina a lo arquitectónico, es el más cuidado, fotografiado y promocionado desde el siglo decimonónico a la fecha, es lo primero que se aprecia de una ciudad colonial. ¿Qué sucede con el patrimonio resguardado al interior de los edificios?, ¿cómo están los taxones, las cédulas de clasificación científica, los textiles, las esculturas y pinturas virreinales?, ¿estará protegido en espacios adecuados este patrimonio artístico e histórico?, ¿por qué en específico este patrimonio resguardado en los interiores no importa? ¿por qué está arrumbado?, debajo de la glamorosa vestimenta de las esculturas, ¿qué se oculta?. Pocas veces se analiza el por qué el patrimonio no monumental se encuentra olvidado. No se advierte la importancia de lo interno, por lo que el patrimonio no arquitectónico es el más expuesto, el más fácil de desaparecer y destruir, ya sea por el hombre o el ambiente. No es posible exhibirlo, simplemente, por falta de espacios adecuados o por cuestiones de seguridad de la obra misma. Ahora bien, ¿cómo darles voz a las esculturas, pinturas, textiles u otros objetos litúrgicos o científicos? En el presente se abordarán casos específicos de las obras patrimoniales artísticas y científicas de gran valor, las cuales han sido afectadas por el aire, la humedad, la luz, el polvo, el medio ambiente y agentes físicos que deterioran nuestro acervo. Los microorganismos, tales como hongos, insectos (termitas y polilla), además de roedores, aves, etc., atacan la madera, el papel y otros materiales, asimismo, ¿cómo detener el ataque biológico de ese patrimonio?, ¿por qué un mal embalaje afecta al patrimonio?, ¿cómo un ambiente inadecuado destruye una pieza de arte de más de trescientos años de antigüedad?, éstas son las interrogantes que orientan la presente reflexión.