«Death By Water»: o memoria: o fortuna: laberintos
DOI:
https://doi.org/10.60685/filha.v6i6.381Keywords:
Poesía, Perdida, DiscursoAbstract
- S. Eliot labra en «DeathbyWater» un canto y un agravio a la memoria: a su efímera, ambigua perdurabilidad; al ciclo irremisible de las hazañas que habrán de olvidar las generaciones; a la única experiencia definitiva que marca el carácter de los hombres: la pérdida. Cuarta pieza del emblemático The Waste Land (1940), vincula lo reminiscente y lo pasajero, que transitan, eclosionan la materia leteica: el agua, textura del poema, lo torna un símbolo iterativo y condensa su movimiento, que deviene vértigo de significados que cifran la arquitectura de un instante.
En «Hölderlin y la esencia de la poesía», a Heidegger inquietaba discurrir con respecto a «¿quién capta en el tiempo que se desgarra algo permanente?» Eliot desmadeja un episodio remoto a su siglo y erige la palabra como hurto irreductible a la eternidad; lee en su época, incardinada entre dos guerras mundiales, el errático destino de travesías milenarias y ubica en el desgarre inmemorial del Fenicio una de las infinitas fisuras que vaticinaron la crisis de la modernidad que lo abruma, henchida de capitalismo incipiente y tenaz. Lo desgarrado, aquí –la muerte de Phlebas en fecha sin registro–, presupone la urgencia de un eco inevitable en los ámbitos del azar y en el artificio de la historia; presupone un poema futuro, desgarradura bifurcada que capta el autor de Missouri en «Death by Water», el cual en sí mismo y pese a su brevedad, comporta una saga que narra el fracaso del héroe, si no desconocido, enigmático, quien protagoniza un percance de razones y gravedades que se ignoran en el amplio, espectral presente de la composición, ya que los versos comienzan a rotar luego de quince días de fallecido el naviero, ahogado hará centurias y cuyos restos exhuma la voz de T. S. Eliot