Trancoso en el tiempo: un viaje por la memoria histórica

Resumen

Hablar de un pueblo es sinónimo de arraigo, de orgullo y amor por su identidad, significa pertenencia por sus expresiones artísticas y culturales, mismas que reflejan la historia de un lugar, en el que en repetidas ocasiones solo quedan fragmentos y testigos de lo que en algún tiempo existió. Estos fragmentos de historia luchan por ser rescatados, siguen en pie a través de su arquitectura o bien nos muestran su huella en sus tradiciones y costumbres; es como si se negaran a quedar en el olvido y están ahí, deteriorados, tal vez hasta transformados, pero aún vivos, deteniéndonos a recordar nuestro pasado.

Las poblaciones que se han formado como parte de un asentamiento donde existieron en un primer momento estancias o haciendas, contienen un sinfín de testigos históricos que han observado, como viajeros en el tiempo, las intensas transformaciones que las distintas etapas históricas han ejercido en esos sitios. Estas transformaciones hablan de la funcionalidad adquirida, pero también desestimada por diversos factores que pueden ser sociales, económicos o inclusive demográficos y urbanísticos; cumpliendo las necesidades de ese pueblo o ciudad en un determinado momento histórico.

Nuestro quehacer como estudiosos del pasado es buscar las formas de rescatarlo y de divulgarlo, a fin de crear conciencia y valor en la sociedad por su historia. Recordar ¿por qué están ahí y qué significaron para una población?, es una labor primordial para construir la memoria histórica de cualquier pueblo. Ejercicio que tristemente es necesario practicar con muchos de nuestros municipios en todo nuestro país, ya que el deterioro y destrucción de sus inmuebles no ha sido perdonado por el tiempo y la situación empeora si consideramos que la población actual carece de la memoria histórica que en otros tiempos se tenía y animaba a conservar, aunque se ignorara por completo su valor y su función.