Desencanto revolucionario y espionaje en El complot mongol
DOI:
https://doi.org/10.60685/filha.v8i10.415Keywords:
Revolución mexicana, espionaje, Rafael BernalAbstract
¿Cómo establecer una relación entre la Revolución mexicana y el primer gran thriller de espionaje en México? El complot mongol (1969) de Rafael Bernal cuenta la historia de Filiberto García, un sicario al servicio del gobierno al que se le encomienda la tarea de investigar el rumor sobre un posible complot chino para asesinar al presidente de los Estados Unidos en su visita a México. Una historia ubicada temporalmente en la década de los sesenta, inmediatamente después del asesinato del presidente Kennedy en Dallas, como así lo señalan varias referencias dentro del mismo texto. En resumen, un relato que aparentemente nada tiene que ver con el conflicto armado que azotó México en las primeras dos décadas del siglo veinte. Pero como bien dice Héctor Aguilar Camín “la Revolución mexicana es un fetiche aglutinador de significados y adaptaciones retóricas, un fantasma continuamente catalogado y continuamente inexacto, que genera su propia confusión y su inagotable hermenéutica”. (Aguilar Camín, 1988, p. 11).
Pues bien, la novela de Rafael Bernal forma parte de dicha hermenéutica, ya que mantiene una profunda relación con la primer gran Revolución del siglo veinte, convirtiéndose en una mordaz crítica a esa clase política dirigente posterior al conflicto armado que se aferró al poder y terminó por traicionar los principios revolucionarios. Todo ello es visto desde la óptica de un veterano de esa guerra civil: el mismo Filiberto García que se transforma en la herramienta por la cual se construye un discurso de espionaje y del thriller en el que estará presente el amarga desencanto hacia una Revolución mexicana que en la década de los sesenta poco o nada tendrá de sus ideales originales tal y como el propio Filiberto afirma: “La Revolución se ha acabado y ahora no hay más que pinches leyes. Y así, por todos lados, nos andamos haciendo pendejos. Todos de una manera o de otra. Con mucho primor, como dicen los corridos” (Bernal, 1994, p. 19).