Leticia Zubillaga: la exaltación de los sentidos
DOI:
https://doi.org/10.60685/filha.v8i9.428Palabras clave:
Leticia Zubillaga, exaltación, sentidos, naturalezaResumen
La naturaleza ha seducido desde la antigüedad la mirada de cientos de artistas, en sublimes visiones que impregnan los espíritus con gozos y delicias, e incluso con aromas y sensaciones, por encima y debajo de la piel. La naturaleza es el sustento del cual se nutre la obra de Leticia Zubillaga. El campo abierto y sus habitantes fascinan los sentidos de la artista mexicana y colman sus creaciones; la sobria vegetación del semidesierto y de la sierra madre constituye el origen y la invariable vuelta en muchas de sus más representativas composiciones.
Los horizontes estéticos de Zubillaga se nutren básicamente de los campos donde no corren las aguas, de su sobria y hechicera vegetación. Los paseos de Leticia por carreteras y rancherías levantan el polvo y agitan mallas trenzadas por arañas, en las memorias de sus andanzas la vivencia es tal que es posible respirar los olores de los árboles, tocar sus cortezas, sentir la viscosidad de sus resinas y hasta escuchar los murmullos de insectos al devorar sus hojas o hurgar a placer sus entrañas.