Verbi Fanus
DOI:
https://doi.org/10.60685/filha.v1i2.330Palabras clave:
sagrado, contradicción, temploResumen
Toda pregunta por lo sagrado implica también una pregunta por un juego de espejos: lo verdadero que se mira en lo falso, reflejos de todo y de lo mismo. Si se busca entender lo sagrado, esto implica ya una contradicción: pues una posible respuesta es, que lo sagrado es aquello que escapa a nuestro entendimiento, a las categorías de verdadero o falso, a la puesta en marcha del engranaje de la razón. Para Roger Callois lo sagrado es lo que no es profano1. Lo profano –del latín fanus, templo- es lo que está frente al templo, hacia cualquier dirección que apunten sus paredes; es la zona de acción del hombre, el espacio donde cabe hablar de verdades y mentiras: donde él se relaciona con la naturaleza a su modo y a su manera, y que circunscribe al templo a manera de zona de seguridad y comodidad. Entrar al templo es ya, incluirse en un juego donde el hombre se siente inseguro, desprovisto de armas, herramientas y útiles, donde las leyes racionales que le sirven para soportar al mundo suenan huecas, tiemblan en su cimiento; se queda flotante en el oleaje de un vértigo irracional y sublime.
La pregunta por lo sagrado es la pregunta, a su vez, por el templo. La pala-bra templo pretende aquí extenderse más allá de su significado corriente; el templo no es sólo una construcción determinada hecha con el fin de contener a lo sagrado. El templo mismo es el juego de luces que penetra el moho de las paredes, la acústica, el sacerdote o chamán. El lugar de asentamiento del templo debe ser antemano, un lugar demoníaco, un centro donde el mundo se parte y brota el mundo desde su entraña propia. Templo es incluso todo aquello que aloja, momentáneamente, a lo sagrado; templo es lo que trenza al hombre con su raíz más abismal y le concede una fuga de sí.