Resumen
Cabe afirmar de inicio, que en la vida cotidiana, lo desconocido, lo distinto y lo diferente (como otro) con frecuencia son motivo de duda, de desconfianza e incertidumbre por parte del uno observador; más aún, lo desconocido -a veces- genera en éste, reacciones de rechazo, de malestar, de mutismo e incluso de negación; pues lo distinto -y lo diferente- resulta extraño para el uno, el observador o el integrante de los grupos insti- tucionalizados.
Consecuentemente, parece ser que lo que no se sabe, lo que se desconoce -por ser diferente, nuevo o distinto- es más fácil cuestionarlo, minimizarlo e incluso negarlo; pues saber y conocer implica un esfuerzo de búsqueda que requiere interés y tiempo. Lo cual, el sujeto observador, no siempre está dispuesto a entregar; instalándose en él, uno de los más grandes males de la humanidad: la descalificación y la diatriba por causa de la ignorancia, de la carencia y de la mala intención.