De enfermedades, marcapáginas y melancolías
vida librera
Palabras clave:
edgar encinaResumen
La biblio lia como enfermedad diagnosticada desde el siglo XIX atrae múltiples achaques una vez adquirida. No es sólo la acumu- lación de libros. Ojalá fuera tan simple. Generalmente se le acom- paña de un par de manías más, acentuadas por tonos diagnósticos imposibles de arraigar, pues habría que extirpar piel, carne, mús- culos, venas, hueso. Por ejemplo, más allá de la tipología biblió- la que puede ser coleccionar literatura negra, novela policiaca y poesía amatoria escrita sólo en el siglo XVIII, al enfermo también le viene atesorar ejemplares con ciertas formas de encuaderna- ción o venerar los títulos provenientes de una zona del mundo, un país, un taller o un tipógrafo. Otro ejemplo es que aquellos que van por literatura erótica también escarban en los teóricos del tema y luego, lo he visto, migran en conjunto a los a ches y posesiones de equis autor, las películas de tal propósito o a la lectura de cier- tos libros sólo en determinado mes del año cuando la luna parece acrecentarse o tomar colores rojizos. Insisto, que lo de la biblio lia es más complejo y casi siempre cosa seria con poco de danzón.