“La voluntad de disolución y los límites del orden: una lectura filosófica del control en tiempos de criminalidad compleja”

Resumen

La comprensión del poder y del control social en el siglo XXI exige el abandono de esquemas jurídicos rígidos y explicaciones causales lineales. En un entorno marcado por la volatilidad, la interdependencia global, la expansión del crimen organizado y la erosión de los referentes normativos clásicos, las herramientas tradicionales del derecho resultan insuficientes. Los sistemas sociales ya no operan como estructuras estables, sino como redes dinámicas que mutan, se adaptan y, en ocasiones, simulan legalidad para operar desde la sombra. En este contexto, la criminalidad deja de ser una anomalía periférica y pasa a formar parte de un nuevo ecosistema complejo donde lo anómico es funcional.

Frente a esta realidad, el análisis del poder y el control requiere ser ampliado hacia una dimensión tecnológica y epistémica. Desde las redes sociales hasta instrumentos como IBM i2 Analyst’s Notebook o la IA representan un giro significativo en la forma en que los Estados y las instituciones intentan comprender y gestionar la complejidad. Estas tecnologías no solo permiten visualizar datos e información, sino también construir mapas de relaciones, flujos, nodos y comportamientos que permanecen ocultos para la percepción ordinaria. En este sentido, la tecnología no es neutra: es un dispositivo de poder, una forma de intervenir en sistemas caóticos desde una racionalidad analítica que transforma el saber en vigilancia.